El ómnibus fue el primer vehículo de
transporte público colectivo de viajeros. Para entendernos, digamos que fue el
antecesor del autobús, en tracción animal.
Hay un general consenso en que el
ómnibus nació en la ciudad de Nantes en 1823, y que incluso allí nació también
el nombre. Cuentan las historias que un tal Monsieur Stanislas Baudry, retirado
del Ejército, montó una fábrica de harinas en las afueras de Nantes y, ya que
había dispuesto una máquina de vapor, decidió aprovechar el agua caliente para
montar unos baños públicos. Ciertamente, fábrica y baños estaban en las
afueras, así que dispuso un coche para llevar a la gente desde el centro de la
ciudad hasta los baños. El coche de caballos fue un éxito; siempre iba lleno.
Pero los baños fueron un fracaso; pocos acudían a ellos. Pronto M. Baudry se
dio cuenta de que la gente utilizaba el coche para desplazarse a otros asuntos.
Así que cerró sus negocios y montó, en cambio, un servicio de ómnibus en
Nantes.
Y aquí entra el por qué el vehículo y
el servicio recibieron el nombre de ómnibus. Cuentan que la parada de los
vehículos en el centro de Nantes estaba ante el negocio de un sombrerero, de
apellido Omnes que, haciendo un juego de palabras con su apellido, de claro
significado en latín, puso un rótulo: “OMNES OMNIBUS” (Omnes para todos). A la
gente le dio por identificar a los coches de caballos con el rótulo del sombrerero:
OMNIBUS. Y con Ómnibus se quedaron aquellos coches que, es verdad, eran para
todos.
Es muy difícil encontrar imágenes de los
ómnibus madrileños. En esta foto, a la izquierda, en primer plano, un tranvía
de mulas de la Compañía del Tranvía del Este. En segundo término, a la derecha,
un ómnibus, posiblemente un ómnibus urbano con anuncio de Singer, circula sobre
la vía del tranvía. Fuente: Historias Matritenses.
El ómnibus en Madrid.
Es posible que se produjeran en
Madrid algunos casos de implantación puntual de algún servicio de ómnibus,
quizás de no mucha duración, pero es difícil espigar esa información. La más
antigua que he encontrado se refiere al establecimiento, en abril de 1843, de
una línea de Ómnibus entre la puerta de Toledo y la puerta de Bilbao, al
parecer establecida por la Compañía de Diligencias generales de España.
Fernández de los Ríos nos dice que “la
Compañía de diligencias generales cometió el absurdo de ensayar durante un mes
la circulación, con el título de ómnibus, de grandes faetones tirados por seis
caballos y delantero. Después de este fracaso no se volvió a intentar en muchos
años la organización de un servicio de ómnibus en la villa”.
A partir de ese momento, el “efecto
ómnibus” se dispara. Aparecen en la prensa diaria anuncios de ómnibus, que en
unos casos se refieren a servicios de diligencias a poblaciones más o menos
próximas, y en otros son servicios en Madrid con motivo de fiestas o
celebraciones. Por ejemplo, a los baños en el río Manzanares; servicios
nocturnos a la salida del Circo; a la pradera de San Isidro con motivo de la
festividad del Santo Patrón; a la salida de los bailes de máscaras del Liceo; a
maniobras militares junto a la Venta del Espíritu Santo. Y, por supuesto y
principalmente, a los toros. La mayoría de estos “servicios discrecionales”
eran prestados por la Compañía de Diligencias generales de España, que tenía su
despacho en la calle de Alcalá número 21, aunque la cochera parece que estaba
en la calle de las Huertas. Pero lo que aquí nos interesa es el ómnibus
prestando servicio urbano de viajeros en líneas establecidas, a ser posible con
algún tipo de autorización o concesión municipal.
La información sobre Madrid contenida
en el Madoz (1847), prolija en relación a diligencias y otros servicios de
transporte con origen en Madrid, no incluye referencia alguna a la existencia
de servicios de ómnibus urbanos.
Había inquietud por la ausencia de un
servicio de ómnibus. Comentario sobre el inexistente servicio público de
ómnibus en El Clamor Público, del 1 de octubre de 1853: “Omnibus. Murieron las sociedades anónimas por falta de buena
organización, y los esfuerzos individuales suplieron desde entonces a los
colectivos de donde nació la desconfianza en el prógimo. A esto debemos
atribuir la falta en nuestra corte de muchas mejoras, y entre ellas las de un
servicio interior de ómnibus que transporte la población de un punto a otro.
Una persona sola no es fácil que acometa semejante proyecto por temor a la
concurrencia, caso de salir bien el negocio, y de que podrían llevar la empresa
sin tanto desembolso desconfían la una de la otra. Por esto se nos figura que
si alguien pidiera al señor Corregidor permiso por tiempo limitado para establecer
ómnibus en el interior de la población, debería otorgársele bajo condiciones
aceptables como servicio cuya utilidad todos reconocen. Esto, lejos de afectar
los intereses de nadie, podría ser motivo para que algún día recaudase el
Ayuntamiento buenas sumas para componer el empedrado”.
El comentario de El Clamor Público
tenía mucha lógica. Interesante que se asegurara una cierta estabilidad a quien
decidiera implantar el servicio. Pero la implacable realidad demostró que esa
licencia o concesión municipal con exclusiva durante un cierto plazo, no
funcionó. Las sucesivas autorizaciones municipales, incluso con concurso
público por medio, dieron lugar a que los concesionarios incumplieran las
condiciones, no montaran el servicio en el plazo establecido, siendo frecuente
que resultaran ser cuentistas, sinvergüenzas, estafadores, primistas… Hasta que
el Ayuntamiento se hartó y decidió que quien quisiera establecer un servicio
regular de ómnibus urbanos, que se arriesgara, porque él no iba a entrar ni
salir en el tema. Pero no adelantemos acontecimientos, y veamos cuáles fueron
los primeros servicios de ómnibus, establecidos por decisión de particulares o
empresas.
Leemos en La Época del 5 de noviembre
de 1853: “Según un anuncio que hemos
visto, desde el domingo próximo se establecerá un ómnibus de ocho asientos que
irá y vendrá en cada media hora, desde el pasaje de Murga, en la Red de San
Luis, hasta la fuente de Chamberí; siendo seis cuartos el precio de cada
siento, y hará las espediciones desde las ocho de la mañana a igual hora de la
noche. A las horas y medias partirá de Chamberí; un cuarto antes y un cuarto
después de cada hora saldrá de la Red de San Luis. Este pensamiento es de
algunos propietarios de Chamberí, que en esto se proponen más que especular,
facilitar la comunicación con Madrid a los vecinos de aquel barrio, a los
cuales se les permiten abonos mensuales por cantidad bastante módica”. Por
tanto, esa línea de ómnibus, parece que la segunda de Madrid, se puso en
servicio el 6 de noviembre de 1853.
No he encontrado la referencia que
confirme la puesta en servicio en esa fecha de noviembre, pero en todo caso en
ese mes de noviembre tenemos indirectamente la confirmación de que ya
funcionaba, gracias a un comentario de otro periódico, El Clamor Público, del
19 de noviembre de 1853: “Cosas de
España. Viendo algunos vecinos de Chamberí que las repetidas escitaciones de la
imprenta no han podido lograr se ponga un buzón en la plaza de aquel barrio, y
haya en el estanquillo del mismo sellos para el franqueo, han comprado una
cantidad de estos disponiendo se vendan en sitio determinado, donde también se
depositan hasta cierta hora las cartas, que después se conducen a Madrid en
virtud de convenio particular, el mayoral del ómnibus establecido últimamente
para dicho punto. Esta determinación, aunque costosa, ha sido preciso adoptarla
para evitar continuas molestias a los que allí viven; mas sin renunciar por eso
a las justas pretensiones de que la dirección de correos tome a su cargo este
servicio, como lo ha hecho en el interior de la capital”.
El primer fracaso municipal en la
concesión de líneas de ómnibus tuvo por protagonista a D. Alfonso Laforest y
Blanchet. Se inició el tema en agosto de 1855, y la concesión de seis líneas
urbanas se dio en abril de 1856. Laforest inició sus prácticas dilatorias con
el anuncio de la creación de una Sociedad que se ocuparía del servicio. Pasa el
tiempo, y ni se inicia el servicio ni Laforest hace entrega al Ayuntamiento de
las cantidades acordadas. En febrero de 1958 el Ayuntamiento decide rescindir
el contrato y la concesión a Laforest. Pero Laforest, con la concesión caducada,
se presenta en Madrid con media docena de ómnibus, que hace circular por las
calles madrileñas.
Y final del folletín Laforest. Pues
resulta que Laforest fue un estafador. Y como tal estafador fue condenado por
el Tribunal Correccional del Sena, en audiencia del 4 de mayo de 1860. La
historia está extensamente contada en el número del 31 de mayo de 1860 de La
Epoca. Laforest no consiguió reunir el dinero suficiente para poder emitir las
acciones de su Sociedad. Encargó 35 ómnibus en París, y tuvo dificultades para
que se los entregaran, por falta de pago. Con un socio, antiguo conductor de
los ómnibus de París, todo indica que consiguió 15 coches y 40 caballos para
traerlos a Madrid (por lo menos, llegó hasta Bayona). Laforest y su socio
fueron condenados en rebeldía a cinco años de presidio y cincuenta francos de
multa. Laforest fue definido como “refugiado en España, sin crédito y sin
recursos personales”. ¿Cuántos otros Laforest hubo en la historia de los
ómnibus y tranvías madrileños?
Tres posibles ómnibus urbanos en una calle madrileña. Fuente, Historias Matritenses.
CORRECCIÓN. No se trata de tres ómnibus, sino de tres tranvías del Tranvía de Leganés, fotografiados en el primer tramo de la calle de Toledo. Esta foto es realmente la ampliación
CORRECCIÓN. No se trata de tres ómnibus, sino de tres tranvías del Tranvía de Leganés, fotografiados en el primer tramo de la calle de Toledo. Esta foto es realmente la ampliación
de
otra, y en la ampliación se han desvanecido las vías…
Hubo otros muchos casos en Madrid de
fracasos en concesiones municipales de líneas de ómnibus. Hasta que llegamos a
la sesión del Pleno del Ayuntamiento de 15 de diciembre de 1866, cuando el
Ayuntamiento Pleno toma este acuerdo: "Y
que en lo sucesivo, para evitar el monopolio a que dan lugar los privilegios,
no se admita ninguna instancia de este género, debiendo los interesados acudir
al Sr. Alcalde Corregidor en demanda de licencia como se hace para las demás
clases de carruages". Esto significa que no es necesario, a partir de
ese momento, que se presenten solicitudes al Ayuntamiento para el
establecimiento de líneas de ómnibus, sino que cualquier empresario puede
establecer el servicio, con tal que el vehículo cumpla los requisitos y
procedimientos expresados en el reciente “Reglamento para el servicio de los
ómnibus y demás carruajes a la calesera” aprobado en 9 de mayo de 1866. Aun
así, el Ayuntamiento siguió coqueteando con concursos de ómnibus en fecha tan
tardía como 1869.
Una
imagen muy conocida. Este ómnibus NO ES un ómnibus de servicio urbano.
Es un
“servicio discrecional” desde la Puerta del Sol a la Plaza de Toros.
Mientras tanto, otros empresarios
deciden actuar por su cuenta en la implantación de líneas de ómnibus. En este
caso, un servicio al barrio de Pozas. La Correspondencia de España del 19 de enero de 1866 nos confirma la
noticia: “El nuevo servicio de ómnibus
que según dijimos ayer acaba de establecerse en esta corte, entre la Puerta del
Sol y el nuevo barrio de Pozas sale cada media hora de cada uno de dichos
puntos y se dirigen: el coche que sale de la Puerta del Sol por la calle de
Preciados, plazuela de Santo Domingo, calles Ancha de San Bernardo, de los
Reyes, de San Bernardino, plazuela de los Afligidos y calle de la Princesa al
café del Buen Suceso. El que sale de este último punto se dirige por la calle
de la Princesa a la Plazuela de los Afligidos, calles de San Bernardino, de los
Reyes, ancha de San Bernardo, plazuela de Santo Domingo, calle de las Veneras,
plazuela de las Descalzas, calles de Capellanes, del Arenal y Puerta del Sol,
hasta el Café Imperial. Estas espediciones empiezan a las siete de la mañana y
terminan a las doce de la noche, y las personas que quieran aprobecharse de
este servicio, por sólo un real tienen opción a un asiento, apeándose del coche
en el sitio que tengan por conveniente”. Este servicio no cuenta con
concesión del Ayuntamiento, sino que funciona como si se tratara de un servicio
a los toros o a los baños del Manzanares. Quizás esa sea la clave de su futuro.
Y hasta estableció un servicio de “ómnibus escolar”, al Colegio de la Cruz,
Montaña del Príncipe Pío, calle del Rey Francisco.
Hubo líneas de ómnibus que se
planteaban dentro del término municipal, cuya frecuencia era tan baja que
difícilmente podían considerarse “servicios regulares”. En el Diario Oficial de
Avisos de Madrid del 18 de junio de 1866 aparece el anuncio de un “Servicio de
ómnibus a las Ventas del Espíritu Santo y Concepción o Lugar nuevo”, desde el
15 de junio. Tan sólo dos servicios por sentido al día, 2 reales, partiendo de
Alcalá 2.
Publicado en La Esperanza del 23 de
octubre de 1867: “Dice un periódico: El
día 1º del mes próximo empezarán ya a alquilarse varias habitaciones de las
nuevas casas del barrio de Salamanca. Parece que se van a establecer ómnibus a
cuatro cuartos asiento desde aquel barrio a la Puerta del Sol”. Otro
ómnibus con futuro. En aquel tiempo, el término “habitaciones” equivalía a
“viviendas”.
Parece que aquél primer ómnibus a
Chamberí desapareció. El diario La España del 6 de agosto de 1868 publica esta
noticia: “Falta hacía. Se ha establecido
en Madrid un servicio de ómnibus al vecino pueblo, o mejor aún, barrio de
Chamberí. Los coches parten de media en media hora de la Puerta del Sol, desde
las siete de la mañana. Aplaudimos esta idea, y tenemos seguridad de que los
resultados corresponderán a los buenos deseos de los empresarios”.
Este vehículo NO ES un
ómnibus de una línea urbana. Es un ómnibus que presta servicio a la Estación
del Niño Jesús, del Ferrocarril del Tajuña, desde el Despacho Central en Alcalá
12. Colección Alfredo Garrote Martínez.
Leemos en La Correspondencia de
España del 30 de mayo de 1870 que “La
antigua empresa de ómnibus de José Torres, que tiene a su cargo el servicio
diario desde el barrio de Salamanca a la Puerta del Sol, ha resuelto, en
obsequio del público, establecer desde 1º de Junio otro nuevo servicio,
disponiendo salgan dos coches cada media hora, uno desde dicho barrio y otro
desde la Puerta del Sol, fijando el precio de la travesía en el módico de medio
real”. Así que el primer tranvía de Madrid tenía la referencia de la
demanda de transporte existente en el barrio de Salamanca.
Se inaugura en 1871 la primera línea
de tranvía madrileño, del barrio de Salamanca a la puerta del Sol y el barrio
de Pozas. Inicialmente, no parece que ello afecte a las líneas de ómnibus que
unen Sol con esos dos barrios. La Época del 29 de noviembre de 1871 incluye
este comentario: “Los carruajes del
tramvia que hacen el servicio al barrio de Pozas van casi siempre enteramente
vacíos, pues la gente prefiere ir en el ómnibus, por costarle la mitad de
precio. Creemos que si el tramvia exigiera sólo un real, en vez de los dos que
ahora cobra por el viaje desde la Puerta del Sol a la Montaña del Príncipe Pío,
iría en ellos mucha gente, y la empresa, en vez de perder como ahora le sucede,
tendría segura la ganancia”.
Extrañamente, desaparece el ómnibus
del barrio de Salamanca. ¿Éxito del tranvía o problemas económicos? El 7 de
enero de 1872 se publica en La Época este anuncio: “Caballos y mulas; carruajes y guarniciones del servicio de ómnibus del
barrio de Salamanca. Se venden en pública subasta el día 12 del corriente, a
las doce de la mañana, en las cocheras del mismo servicio, situadas a espalda
de la casa de la calle Serrano num. 40, caballos y mulas de edad conocida
propios para tiro y labor, carruajes y guarniciones, cuyo ganado y efectos así
como el pliego de condiciones estarán expuestos al público desde la inserción
de este anuncio”. Y después de celebrada la subasta, aparece este otro
anuncio: “Se venden tres ómnibus
procedentes de París, varias guarniciones de la mejor construcción y dos caballerías;
pueden verse en las caballerizas de la calle de Serrano, detrás del núm. 40, o
dirigirse a la calle de Claudio Coello num. 13, 2º, barrio de Salamanca”.
Pero aparece un nuevo servicio de
ómnibus al barrio de Salamanca. Leemos en el Diario Oficial de Avisos de Madrid
del 27 de octubre de 1872: “Transportes.
Aviso Importante. Desde el día 3 del próximo mes de Noviembre se establecerá un
servicio de ómnibus tan cómodo como rápido, desde la Puerta del Sol al barrio
de Salamanca y vice-versa, al insignificante precio el asiento de medio real”.
Ómnibus
de Oliva, línea a Puerta del Sol y Plaza de la Cebada, 1880.
Nuevo ómnibus a Chamberí. Noticia del
2 de septiembre de 1873: “Se va a
establecer un servicio de ómnibus que partiendo de Chamberí por la calle de
Fuencarral y Puerta del Sol irá a la plaza de la Cebada y vice-versa”. Y el
día 10 de septiembre leemos: “La nueva
empresa de ómnibus desde la Puerta del Sol a Chamberí, se ve cada vez más
favorecida por el público, en razón a la baratura de sus precios, exactitud en
las horas de salida y comodidad en los carruajes”. Que dure.
Pasan los años, se van instalando
nuevas líneas de tranvías, y los ómnibus son cada vez menos noticia. Quejas de
los vecinos del barrio de Salamanca. Ante el mal servicio, dice La Epoca del 20
de octubre de 1875 que: “... tendrán que
pedir el restablecimiento de los ómnibus...”. Luego ya no funcionaba. Pero
continúa en servicio el ómnibus de Chamberí, a juzgar por las quejas que sobre
su servicio se producen, según comentario publicado en La Iberia de 8 de
noviembre de 1877; no estaba todavía en servicio el Tranvía del Norte.
Aparece un nuevo servicio de ómnibus,
al barrio de Monasterio. Nos informa La Iberia del 26 de septiembre de 1878: “Desde el día 23 de Septiembre se ha
establecido un servicio de ómnibus que partirá desde la calle de Alcalá,
esquina a la de Cedaceros, por los Paseos de Recoletos y la Castellana, barrio
de Monasterio, al merendero de la Cruz del Radio. Saldrá diariamente desde las
diez de la mañana hasta las nueve de la noche, todas las horas, y de la Cruz
del Radio a las medias. Precios: Desde la calle de Alcalá al barrio de
Monasterio, un real: idem al merendero, dos reales”. El barrio de
Monasterio estaba en el Paseo de la Castellana, donde ahora desemboca María de
Molina. Todavía no existía el tranvía del Hipódromo.
Otro
ómnibus, posiblemente urbano, también con anuncio de Singer.
El Tranvía de Estaciones y Mercados
coquetea con los ómnibus. Prueba de los ómnibus del sistema Canterac, el 5 de
marzo de 1881; eran unos vehículos “híbridos”, aptos para circular como tranvía
y como ómnibus. Esta compañía tranviaria disponía de ómnibus, y se descubrió en
marzo de 1887 algo inadmisible: había suspendido el tranvía a la Estación del
Norte (billete de 25 céntimos), sustituido por su servicio de ómnibus (billete
de 50 céntimos).
Ómnibus de Antón Martín a Noviciado.
Información aparecida en El Liberal de 19 de septiembre de 1881: “Se ha pedido autorización al Ayuntamiento
para establecer un servicio de ómnibus entre la plaza de Antón Martín y el
Noviciado, con grandes ventajas para el público. Estos coches, que serán de
gran comodidad para el público, tendrán doce asientos en el interior y otros
doce en su parte superior, recorriendo el trayecto siguiente: Plaza de Antón
Martín, Matute, Príncipe, Carrera de San Jerónimo, Puerta del Sol, Carmen,
Preciados, Ancha de San Bernardo al Noviciado. Este trayecto, que se dividirá
en dos paradas, costará 5 céntimos desde la Plaza de Antón Martín a la Puerta
del Sol y 10 desde este punto al Noviciado. Hoy se harán con los coches las
pruebas de recorrer el citado trayecto y se cree que saldrán de las respectivas
paradas cada diez minutos”. Sabemos que se puso en servicio, por otro anuncio
sobre publicidad aparecido dos meses después en La Correspondencia de España.
Y llegaron los ómnibus del sistema
Ripert. En un amplio comentario sobre
los tranvías escribe La Epoca del 9 de enero de 1882: “Dícese que en breve se establecerán unos coches de nuevo sistema que
pueden conducir sin carriles diez y ocho personas, y que están dando los
mejores resultados en Marsella y en Génova”.
Pero de los ómnibus Ripert ya hemos
hablado. A partir de ese momento, todo el mundo llamaba Ripert (o algo
parecido) a cualquier modelo de ómnibus.
Ripert.
La Ilustración Española y Americana, 8
de abril de 1882.
Y los ómnibus, Ripert o no Ripert,
cayeron en manos de in individuo monopolista, en origen un industrial del
gremio del transporte, de nombre Manuel Oliva. Sus dos últimas líneas de
ómnibus, la de la calle de Zurbano y la de la calle del Noviciado, cesaron de
funcionar en 1902. Me resulta desagradable hablar de ese individuo.
ADENDA Y CORRECCIONES.
He recibido un correo de Ferrán
Leria, del blog “railsiferradures”
[http://railsiferradures.blogspot.com/], un blog amigo, señalándome una identificación errónea
en una foto de esta entrada, y aportando una serie de fotos de ómnibus
madrileños. Agradezco sus comentarios, y procedo a corregir un pie de foto y a
añadir dos de las fotos aportadas por Ferrán.
La foto con identificación errónea es
la segunda de esta entrada, que supuestamente podrían ser tres ómnibus, y que
ha sido identificada como una ampliación de detalle de una foto de tres
tranvías del Tranvía de Leganés en el primer tramo de la calle de Toledo. La
corrección la he añadido en el pie de esa foto.
La primera foto añadida corresponde a
un ómnibus jardinera que asciende por la Carrera de San Jerónimo, a su paso
ante el Congreso de los Diputados y está fechada en 1890. Su no inclusión en mi
texto original fue un olvido imperdonable por mi parte, por cuanto esta foto ha
sido SIEMPRE presentada ERRÓNEAMENTE como un tranvía. ¡Señores, NUNCA circuló
un tranvía de mulas por la Carrera de San Jerónimo!
La segunda foto añadida está
identificada como “Manifestación en la calle de Alcalá, finales del Siglo XIX”.
Si es una manifestación, parece muy pacífica. Lo interesante es la fila de
siete ómnibus detenidos en la acera de los pares, se supone que corresponden a
la línea de Barquillo de la Empresa Oliva. Los ómnibus son jardineras, y el
ambiente es veraniego, con unas cuantas sombrillas entre el público asistente:
también son jardineras de mulas los tranvías detenidos en el centro de la calzada.
He preparado un PDF que presenta en forma conjunta las distintas informaciones aparecidas en este Blog sobre los "Ömnibus Urbanos en Madrid".
Siguiente capítulo: Ripert.
Saludos.
José Antonio.
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