Introducción.
A finales
del Siglo XIX coexistían en Madrid los tranvías de tracción animal con sus
predecesores, los ómnibus del mismo tipo de tracción. Uno y otro medio de
transporte tenía sus ventajas y sus inconvenientes. El
tranvía aseguraba una rodadura más suave; pero requería la inversión en una vía
y sufrir un incómodo procedimiento reglamentario de obtención de la concesión. Además,
el tranvía estaba constreñido a circular por una vía, no podía apartarse de
ella.
En distintas
ciudades las empresas tranviarias estaban interesadas en emplear también
ómnibus como un medio de complementar su negocio de transporte, en ocasiones
ampliándolo al transporte de mercancías. Y si las empresas tranviarias tuvieron
que luchar legalmente con la ocupación abusiva de sus vías por los Ripert de
las empresas de ómnibus, por el contrario, les interesaba poder aprovechar sus
vías para facilitar la circulación de sus propios ómnibus.
Ese tipo de
funcionamiento me era conocido por su utilización tanto en París como en
Bruselas. En lengua francesa se hablaba de “tramways déraillables" que
eran en realidad “omnibus de pavé enraillables", es decir, “tranvías
descarrilables” u “ómnibus encarrilables”. En Madrid, tanto la empresa de
Tranvías del Este como la de Estaciones y Mercados pusieron en servicio ómnibus
(otro día hablaremos de ello); la de Estaciones y Mercados probó uno de esos
“ómnibus encarrilables”, y parece que adquirió algunas unidades, como al final
veremos. Se trataba del “ómnibus sistema Canterac”, aunque la prensa de la
época lo denominaba “camión Canterac”. Estamos hablando de 1880 - 1881.
No tengo más
remedio que hacer una digresión para explicar a qué se denominaba “camión” en
aquella época. En los tiempos de la tracción animal, el camión era un carro de
gran tamaño y capacidad, arrastrado por mulas, que se utilizaba para
transportes de gran volumen o peso. Cuando aparecieron los vehículos
automóviles, con motor de combustión o de explosión, el vehículo equivalente al
camión de tracción animal de denominó “autocamión” (igual que el vehículo
equivalente al ómnibus se denominó “autómnibus”). Curiosamente, el DRAE todavía
tiene la entrada “autocamión”, pero ya no contiene la entrada “autómnibus”.
El ómnibus Canterac. Grabado de
La Ilustración Española y Americana, 8/4/1881.
Como
antecedente, en la Revista de Obras
Públicas de 1º de junio de 1880 aparece esta noticia:
Primeros ensayos.
El
antecedente al tema del "ómnibus Canterac" en el Tranvía de Estaciones y Mercados
(TEM) lo encontramos en la Memoria presentada a la Junta General de Accionistas
del TEM celebrada el 25 de junio de 1879. Esa Memoria nos brinda el pensamiento
de Arturo Soria (Director del TEM) respecto al servicio de mercancías que tenía
autorizado ese Tranvía. Han adquirido por 2.500 pesetas un camión construido en
París por el Sr. Monteil para ensayar “hacer
circular un carruaje, indistintamente, y a voluntad del conductor, por los
carriles o por el empedrado”, para evitar el gasto de implantar vías en los
muelles de las Estaciones del Ferrocarril y de los Mercados. Y lo remacha
hablando del transporte de Mercancías, que comenzará cuando den resultado
satisfactorio los ensayos “para conseguir
que un vehículo haga oficio de camión cuando corra por la vía ordinaria, al
mismo tiempo que de wagon cuando se apoye, sin descarrilar, sobre las
barras-carriles”. No dieron resultado estos ensayos, que se repitieron al
año siguiente, ya con el sistema Canterac.
Primera
noticia del ensayo en Madrid, el 19 de mayo de 1880, de uno de esos camiones,
de fabricación española, aptos para rodar por la calzada y por la vía (lo que
hoy denominan “bivial”). Esta es la reseña de la prueba, publicada en El Liberal del 20 de mayo de 1880:
La patente.
Siguiente
paso, patentar el invento. En la relación aparecida en La Iberia del 25 de agosto de 1880 de patentes de invención
concedidas por el Ministerio de Fomento figura la siguiente:
Afortunadamente,
ha sido posible localizar documentación correspondiente a la Patente y dos
Certificados de Adición posteriores.
El conde de
Canterac publicó un folleto para dar publicidad a su invento. Así nos lo cuenta
El Liberal del 6 de diciembre de
1880:
Demostraciones finales.
Noticia de
una nueva demostración del “sistema Canterac” en el periódico La Época, que en el número del 7 de
diciembre de 1880 dice:
El diario El Liberal del 5 de marzo de 1881 nos anuncia:
“Hoy se verificará, a las diez y media,
la prueba pública de los ómnibus y camiones (sistema Canterac)”. La más
detallada reseña de esa demostración, sobre las vías del Tranvía de Estaciones
y Mercados, la encontramos al día siguiente también en El Liberal, aunque resulta difícil identificar cuántos vehículos de
la caravana de demostración eran del sistema Canterac.
En los
distintos periódicos del día 6 de marzo de 1880 aparecen amplias y variadas
reseñas sobre la prueba, pero es preciso leerlas todas para tener una completa
información. Por un lado, nos enteramos de que asistió el Ministro de Fomento,
Albareda, (el que estuvo en la inauguración del Tranvía de Madrid en calidad de
Vicepresidente del Congreso). Por otro, nos informan de que los vehículos de
nuevo diseño “salieron de la fábrica del
inventor, calle de San Rafael,
esquina a la de las Navas de Tolosa” (hoy, calle de Rodríguez San Pedro
esquina a calle de San Bernardo), y cruzando todo Madrid fueron a las cocheras
del Pacífico. En otra reseña, cuántos vehículos se utilizaron en la caravana, “adquiridos por la empresa del tranvía de
estaciones y mercados”: “un coche del
tranvía, dos camiones y un elegante ómnibus, de nuevo sistema”.
Reproduzco
la reseña publicada en el Diario Oficial
de Avisos del 6 de marzo de 1881. En el texto se lee “Esta mañana hemos presenciado…”. Es así porque en la edición de la
mañana del 6 de marzo reproduce la crónica publicada en la edición de tarde del
día anterior.
Gracias a La Ilustración Española y Americana del
8 de abril de 1881 conocemos cómo eran el ómnibus y el camión diseñados por
Canterac. Los grabados podrían proceder de la solicitud de patente.
Un ómnibus Canterac en servicio.
El Tranvía
de Estaciones y Mercados había adquirido un ómnibus-tranvía sistema Canterac
para viajeros. Tan extraño vehículo obligó a que en su aprobación intervinieran
muy distintos órganos municipales. En principio, se presentó al Comisario de
Carruajes, para que fuera reconocido y se autorizara a ponerlo en explotación,
en servicio público. La descripción que de ese vehículo hace el citado
Comisario dice lo siguiente, tal y como lo cuenta la Comisión de Tranvías: “Que el indicado carruage-ómnibus reunía las
condiciones necesarias de seguridad y decencia; mas como estos carruages tienen
doble juego de ruedas delanteras para marchar con una pestaña por los rails del
Tranvía y con otras de llanta por el empedrado, y pueden por lo tanto ser
empleados en servicios generales o especiales y han de rodar por una parte de
la vía pública”, debía intervenir la Comisión de Policía Urbana.
La Comisión
de Policía Urbana propuso: “Primero. Que
los citados coches lleven numeración especial y correlativa entre sí. =
Segundo. Que en ambos costados tengan el rótulo “Sociedad del Tranvía de
Estaciones y Mercados.” = Tercero. Que por estos carruages se abone a los
fondos municipales la mitad de la cuota impuesta a los coches a la calesera, o
sea, cincuenta céntimos de peseta por cada asiento. = Cuarto. Que para los
servicios públicos no pueden esceder los precios de viageros de las tarifas de
coches a la calesera, observando las demás disposiciones de este ramo.”
Finalmente,
la Comisión de Tranvías declaró que “no
encontrando en la legislación especial de Tranvías disposición alguna que se
refiera al caso; no halla dificultad alguna en que se acuerde se ponga al
servicio público el ómnibus-tranvía sistema Canterac en cuestión, bajo las
expresadas condiciones y demás que se consignan en las ordenanzas municipales
acerca de los vehículos que circulan por la Capital”. Y el Ayuntamiento se
mostró conforme con la Comisión, en la sesión del 21 de noviembre de 1881,
autorizando la puesta en servicio
Resulta
extraño que la Sociedad del Tranvía de Estaciones y Mercados planteara este
tipo de vehículo para el transporte de viajeros. Hubiera resultado hasta lógico
que lo planteara para el transporte de mercancías, como en la noticia referida
a París; pero era evidente que en Madrid nunca se implantó el servicio de
mercancías.
Siguiente
capítulo Ómnibus.:
Saludos.
José
Antonio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario